El pasado domingo 25 de septiembre tuvo lugar en el Royal Festival Hall de Londres uno de los acontecimientos más esperados de la temporada musical de la capital y una de las experiencias músicales más impactantes e inolvidables que quién suscribe ha tenido la suerte de tener: el concierto de siete horas de duración From Raj to the Republic, que culminaba un fin de semana de música india junto al Támesis para celebrar el 6o anivesario de la independencia de la India.
En realidad, From Raj to the Republic no fue un concierto sino tres, a cargo de músicos cuyas regiones de procedencia (sur, noroeste y noroeste) forman un triángulo que de alguna manera servía como representacón del subcontiente.
En realidad, From Raj to the Republic no fue un concierto sino tres, a cargo de músicos cuyas regiones de procedencia (sur, noroeste y noroeste) forman un triángulo que de alguna manera servía como representacón del subcontiente.
El viaje musical empezó con el prodigioso violinista L. Subramaniam, virtuoso del violín y uno de los más distinguidos representantes de la música carnática del sur de la India. Subramaniam ha tocado con músicos de todo el mundo y los más variados estilos, entre ellos se encuentran figuras tan dispares como Yehudi Menuhin, Stephane Grapelli, Herbie Hancock o... ¡Steven Seagal!
Dejando aparte que no parezca escoger a sus colaboradores siempre con el mismo cuidado, Subramaniam es uno de los mejores músicos que he tenido ocasión de oir. Su espectáculo empezó con un largo tema tocado por su hijo, el también violinista Ambi Subramaniam, que a sus 16 años promete ser un más que digno alumno de su padre, que se le unió después. El público ovacionó como se merecía una música de un ritmo trepidante y una riqueza melódica inagotable que dejó el listón muy alto.
Dejando aparte que no parezca escoger a sus colaboradores siempre con el mismo cuidado, Subramaniam es uno de los mejores músicos que he tenido ocasión de oir. Su espectáculo empezó con un largo tema tocado por su hijo, el también violinista Ambi Subramaniam, que a sus 16 años promete ser un más que digno alumno de su padre, que se le unió después. El público ovacionó como se merecía una música de un ritmo trepidante y una riqueza melódica inagotable que dejó el listón muy alto.
Del sur viajamos al noroeste, con la cantante nacida en Bombay Kishori Amonkar, una de las más prominentes representantes (aunque no demasiado ortodoxa, según dicen los expertos) de kheyal, palabra que en urdu significa imaginación y que indica el carácter improvisatorio de dicha forma musical.
Las reseñas inglesas del concierto de Amonkar suelen despacharlo con alguna descripción neutra lo más rápida posible o directamente lo pasan por alto. Como yo no soy inglés, no me andaré con eufemismos condescendientes: La verdad, sencillamente, es que ese día la cantante no tenía voz; los carraspeos eran frecuentes, se notaba que no llegaba a las notas más exigentes y la cantante que la acompañaba acabo siendo la que cargó prácticamente con el peso de la actuación. De hecho, la mitad del público fue abandonando progresivamente la sala. Uno no puede menos que admirar la valentía de una mujer que seguía peleando una lucha aún cuando era evidente que la había perdido desde el principio (a pesar de su falta de voz, Amonkar cantó dos temas y estuvo en el escenario más de una hora) pero fue una pena perderse una voz que a plena potencia ha de ser digna de oirse.
Las reseñas inglesas del concierto de Amonkar suelen despacharlo con alguna descripción neutra lo más rápida posible o directamente lo pasan por alto. Como yo no soy inglés, no me andaré con eufemismos condescendientes: La verdad, sencillamente, es que ese día la cantante no tenía voz; los carraspeos eran frecuentes, se notaba que no llegaba a las notas más exigentes y la cantante que la acompañaba acabo siendo la que cargó prácticamente con el peso de la actuación. De hecho, la mitad del público fue abandonando progresivamente la sala. Uno no puede menos que admirar la valentía de una mujer que seguía peleando una lucha aún cuando era evidente que la había perdido desde el principio (a pesar de su falta de voz, Amonkar cantó dos temas y estuvo en el escenario más de una hora) pero fue una pena perderse una voz que a plena potencia ha de ser digna de oirse.
El plato fuerte llegó al final de la noche: el músico más famoso de la India, el hombre que dio a conocer la música de su país en occidente, el compositor de la banda sonora de la Trilogía de Apu, el instrumentista responsable de que todos los grupos psicodélicos usaran el sitar en los 60 y enseñó a tocar ese instrumento a George Harrison, uno de los más grandes músicos del siglo XX: Ravi Shankar.
Pero la leyenda viva se hizo esperar, antes que él subió al escenario la bellísima Anoushka Shankar, la que sin duda debe ser la alumna predilecta del profesor Shankar. Tras tocar un raga en el que demostró su gran dominio del sitar, la hermana de Norah Jones anunció la llegada de "quién todos estaís impacientes ya por ver", bajó de la tarima que servía de escenario y ayudó a subirla a un casi nonagenario Ravi Shankar.
Pero la leyenda viva se hizo esperar, antes que él subió al escenario la bellísima Anoushka Shankar, la que sin duda debe ser la alumna predilecta del profesor Shankar. Tras tocar un raga en el que demostró su gran dominio del sitar, la hermana de Norah Jones anunció la llegada de "quién todos estaís impacientes ya por ver", bajó de la tarima que servía de escenario y ayudó a subirla a un casi nonagenario Ravi Shankar.
A sus 87 años, Shankar no toca con el virtuosismo que le ha hecho famoso (de eso se ocupaba Anoushka) pero conserva las cualidades que le hicieron realmente grande: una sabiduría musical prodigiosa, un lirismo y una autoridad sobre el instrumento como quedan pocas. Cualidades que desplegó con generosidad durante algo más de una hora inolvidable en la que parecía a veces que el tiempo se había detenido un maestro al que quizá le fallen de vez en cuando los dedos, pero que no ha perdido lo más importante: la cabeza y el corazón, que es de dónde procede el verdadero genio.
AMBI SUBRAMANIAM:
KISHORI AMONKAR:
RAVI SHANKAR:
6 comentarios:
¡Qué lujazo de concierto! Eso sí, parece que se olvidaron de incluir una parte importante de la música india, la tradición sufi (qawwali y ghazal) que ahora tiene imresionantes representantes en Pakistán, como Ustad Gulam Hassan y la increíble Avida Parveen, a los que he tenido la suerte de ver en directo. No me extraña que disfrutaras.
Creo que este vídeo te va a gustar doblemente ;-)No es para menos.
http://www.youtube.com/watch?v=y7h0l4f8FZo
Un abrazo
Admito que en cuestiones de qawwali no habia pasado nunca de Nusrat Fateh Ali Khan (no hay voz como la suya). Muchas gracias por descubrirme a un par de cantantes nuevos. He encontrado esto de Abida Parveen en YouTube:
http://www.youtube.com/watch?v=IH8BgubvXWM
¡Qué maravilla de voz! ¡y que maravilla de letra!
¡Gracias! No es habitual encontrar una traducción de las letras. Una maravilla. Lo que no sé es qué tal sentará una letra semejante entre los sectores fundamentalistas pakistaníes...
Avida ha roto muchos moldes y ha sido la primera mujer en cantar ragas, que hasta entonces sólo interpretaban los hombres.
Sí, yo tampoco creo que eso de "destruye si quieres el templo o la mezquita pero no destruyas el corazón del hombre que es donde reside Dios" le haga mucha gracia a los fundamentalistas.
¡Muchas gracias a ti por descubrirme a dos pedazo de artistas!
Un abrazo
el vídeo de Avida Parveen me ha gustado bastante...
Por cierto, igual ya la conoces, creo que te puede gustar. He estado investigando un poco en Wikipedia y bueno, habiendo sido tan conocida es raro que no haya trascendido nada más a Europa. YO he dado con ella a través de Patti SMith. ¿?
http://www.myspace.com/oumkalthoum
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