El mítico "Take Five" de Dave Brubeck tocado con shakuhachi, por Yamamoto Hozan, nombrado "tesoro nacional viviente" de Japón en 2002. Los arreglos son magníficos y es toda una sorpresa descubrir que ¡el shakuhachi tiene swing!
El gran Bob Dylan es fuente de derecho. Por primera vez, una sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha citado la letra de una canción de rock, y ésta no es otra que Like a Rolling Stone. Dirimiendo una disputa entre compañías de telefónos públicos y operadores de larga distancia, el presidente del Tribunal Supremo incluyó los versos "cuando no tienes nada, no tienes nada que perder" en lugar de citar un precedente.
No es la primera vez que Dylan es citado en una decisión judicial; según Alex B. Long, un profesor de derecho considerado la máxima autoridad en las citas de música popular en los juzgados (está visto, hay máximas autoridades para todo) las letras del genio de Minnesota son las más utilizadas (26 veces), seguidas por las de Simon & Garfunkel (12) y Bruce Springsteen (cinco).
Bob Dylan es sin duda el cantante de rock más grande. Esto no es una opinión, es un hecho. Lo siento, en este punto soy dogmático: me gustan muchos otros cantantes y grupos de rock pero todos están muy por debajo de Dylan, y siempre lo estarán. Por muchas gilipolleces que haga el maestro, será siempre el mejor: no sólo es el autor de los tresmejoresdiscos del género (además de otrasmuchasobrasmaestras), sino que sigue produciendo una músicaexcelente tras casi medio siglo de carrera.
Las citas a Dylan en los juzgados demuestran dos cosas: que la música de Dylan ha pasado a formar parte de la cultura norteamericana y occidental de un modo sólo comparable a los Beatles y que sus letras son tan sugerentes y con una riqueza de contenidos tal, que pueden utilizarse en lo más diversos contextos. Aquí tenemos unos cuantos ejemplos:
"No busco competir contigo confundirte o estafarte o maltratarte, simplificarte, clasificarte, negarte, desafiarte o crucificarte, lo que en realidad quiero, nena, es ser tu amigo"
"¿Cómo puede la vida de un hombre como ése estar en la palma de la mano de algún truhán? Viéndolo tan obviamente entrampado no puedo evitar avergonzarme de vivir en un país donde la justicia es un juego"
Como en Heráclito, en la música de Eric Dolphy todo fluye sin cesar y nada permanece, las notas parecen nacer para aniquilarse las unas a las otras pero, en un nivel más profundo, es precisamente la discordia lo que lo engendra todo y la unidad del ser nace de los contrarios: la armonía es el resultado de un complejísimo juego de disonancias siempre al borde del caos total. A menudo poco comprendido por sus contemporáneos, autor de una discografía corta pero excepcional, dueño de un toque personalísimo, duro y cortante y a la vez enormememnte sutil, Dolphy tocaba con una urgencia a veces difícil de asimilar, como si de algún modo supiera que no le quedara demasiado tiempo y luchara contra él con todas sus fuerzas. Su música tan juguetona tiene también algo de tragedia: la de un combate inevitable e imposible de vencer, pero asumido radicalmente y hasta el último aliento.