Como en Heráclito, en la música de Eric Dolphy todo fluye sin cesar y nada permanece, las notas parecen nacer para aniquilarse las unas a las otras pero, en un nivel más profundo, es precisamente la discordia lo que lo engendra todo y la unidad del ser nace de los contrarios: la armonía es el resultado de un complejísimo juego de disonancias siempre al borde del caos total. A menudo poco comprendido por sus contemporáneos, autor de una discografía corta pero excepcional, dueño de un toque personalísimo, duro y cortante y a la vez enormememnte sutil, Dolphy tocaba con una urgencia a veces difícil de asimilar, como si de algún modo supiera que no le quedara demasiado tiempo y luchara contra él con todas sus fuerzas. Su música tan juguetona tiene también algo de tragedia: la de un combate inevitable e imposible de vencer, pero asumido radicalmente y hasta el último aliento.
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3 comentarios:
Cuando este tipo toca el clarinete barítono o tenor o bajo o como se llame, dejo de escuchar la música con los oídos y pasa a ser asimilada en la parte baja del estómago donde algo se me remueve.
Al loro lo flamenco que es en este tema.
Salud
Es demasiado para mentes sensibles.. :-) Me alegra de ver que escribes algo por aqui.
Me ha encantado el tema
Besos
Se echan de menos tus comentarios... en cine..
http://rosarusa.wordpress.com/2008/06/24/cine-el-sabor-de-la-sandia-de-tsai-ming-liang-2005-filmoteca-y-photespana/
:-)
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